Crítica: Educación segura

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Hace unas semanas mi compañero Alberto describía brillantemente en su entrada “Dar cera, pulir cera” la situación de la educación, haciendo un llamamiento para apoyar a este sector fundamental de nuestra sociedad. Bien, pues ahora ha llegado el momento de hacer una crítica constructiva, que sirva para mejorar, y para ello os voy a hablar desde dentro, comentando lo que he vivido como docente desde que comenzó el curso.

Antes de nada he de decir que, tanto padres, madres, alumnos, alumnas, docentes, personal administrativo y personal de limpieza han redoblado esfuerzos para continuar con la labor que le corresponde a cada uno de ellos, sin titubear.  Ha sido admirable, ver a los chavales con la mascarilla puesta durante las seis horas de clases sin apenas quejarse por la incomodidad que produce, ver a los docentes hacer más guardias, adaptarse a los nuevas medidas organizativas y metodológicas adoptadas para que el centro sea más seguro. A las/os conserjes doblar sus funciones. A las limpiadoras trabajar sin descanso, aportando matices para hacer más higiénico el centro. Todos/as han arrimado el hombro.
Sin embargo, estas son las tres patas de una silla que, por desgracia, tiene la cuarta algo coja. Y digo esto con conocimiento de causa, pues han sido muchas las carencias que han venido sufriendo los centros educativos debido a la dejadez de la administración, ya que al inicio del curso la consejería nos dio unas instrucciones para comenzar y, ¡ale a funcionar!

Para empezar, la planificación del curso ha brillado por su ausencia. Actualmente, tenemos profesores de baja o que han abandonado la docencia sin ser cubiertos por otros, pues las listas de interinos están vacías. Acaso, ¿no era previsible? ¿no se podían haber abierto en junio para llenarlas?
Se nos instó a elaborar un plan de contingencia, una especie de libro gordo de Petete, donde se recogían todas las medidas adoptadas por el centro para maximizar la seguridad sin asesoramiento alguno de un especialista en riesgos laborales, implementando medidas que sabíamos de antemano que no se iban a poder cumplir, como la de asegurar la distancia mínima de seguridad de 1,5 metros en todo el centro. Hay que tener en cuenta que el tamaño de las aulas hace imposible meter a 24 alumnos manteniendo dicha distancia.
Claro que si hablamos de la famosa semipresencialidad, ¡esa sí que es buena! Nos dicen que la llevemos a cabo sin dotar a los centros de medios informáticos y audiovisuales capaces de implantarla con ciertas garantías, teniendo que ser los profesores los que utilicen sus propios ordenadores, tablets o móviles. Es cierto que recientemente nos han llegado unas pantallas que tienen cámara y micrófono pero, ¡oh sorpresa!, los alumnos no oyen prácticamente nada. Quizás, una consulta a los docentes hubiera bastado para asesorar en la compra de este recurso.
Y como no hablar de los infalibles grupos de convivencia estable (GCE), comúnmente conocidos por grupos burbujas, imposibles de establecer debido a que los ciclos comparten talleres, y los grupos de secundaria y bachillerato comparten aulas en las asignaturas optativas.

Pero a lo que voy, siempre he pensado que criticar por criticar, además de ser lo fácil, no sirve para nada si no va acompañado de propuestas de mejora, así que esta entrada no quiero que sea sólo un reproche de lo que se ha venido haciendo mal sino que sirva también para corregir ciertas situaciones que se están produciendo. 

Es por ello que os detallo algunas actuaciones que, desde mi punto de vista, nos llevarían a asegurar mejor el funcionamiento de centros:

1º Incorporar un sanitario que nos asesore ante la aparición de un posible caso de COVID en un aula.
2º Dotar de un mayor número de profesores para desdoblar más grupos y así reducir las ratios.
3º Comprar más EPIS para atender con seguridad a un posible caso de COVID.
4º Incorporar a un vigilante en el transporte escolar que asegure las medidas de seguridad en él.
5º Aumentar el número de personal de limpieza y dotarlo del equipamiento necesario para que hagan su trabajo con la seguridad necesaria.
6º Impulsar la cooperación con el centro de salud que nos corresponda para mejorar y actualizar las medidas adoptadas en el centro.

Seguro que hay muchas más que he pasado por alto, pero lo más importante es concienciarnos que esto es un trabajo de todos nosotros y no podemos dejar de alzar la voz cuando vemos que algo no funciona.

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Un comentario

  1. Lo he leído, y tienes toda la razón. No se si además de las medidas que propones se necesitan más….. lo que si creo es que el dinero, no puede ser la excusa, por el dinero que nos va a dar europa. Así que puede ser incompetencia política local o incompetencia a secas…..